El Papiro 75
Pedro Lara
En la historia de los descubrimientos arqueológicos, pocos hallazgos son tan significativos para el estudio del cristianismo primitivo como el Papiro o Papyrus Bodmer XIV-XV. Este manuscrito contiene fragmentos de los Evangelios de Lucas y Juan, y es uno de los testimonios más antiguos del Nuevo Testamento.
El Papiro 75 fue descubierto en Egipto a mediados del siglo XX, aunque los detalles exactos de su hallazgo permanecen envueltos en el misterio. Como muchos otros manuscritos antiguos, probablemente fue encontrado durante excavaciones no oficiales y llegó al mercado de antigüedades a través de coleccionistas privados.
Fue en este contexto que Martin Bodmer, un coleccionista suizo apasionado por los textos antiguos, adquirió el papiro en 1956. Su colección, conocida como la Biblioteca Bodmer, se convertiría en un depósito de algunos de los manuscritos más importantes del mundo, incluido el Papiro 75.
Datado entre los años 175 y 225 d.C., el Papiro 75 es uno de los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento que se conservan hoy en día. Contiene extensos pasajes del Evangelio de Lucas (desde el capítulo 3, versículo 18 hasta el capítulo 24, versículo 53) y del Evangelio de Juan (desde el capítulo 1, versículo 1 hasta el capítulo 15, versículo 8).
Este papiro no solo es valioso por su antigüedad, sino también por su texto. Al compararlo con otros manuscritos, como el Códice Vaticano, se ha demostrado que ofrece un testimonio textual notablemente estable, lo que refuerza la confiabilidad de la transmisión del texto bíblico en la antigüedad.
En 2006, una parte importante del Papiro 75 fue donada a la Biblioteca Apostólica Vaticana, donde ahora se conserva y se estudia. Este traslado al Vaticano subraya la importancia del papiro en la historia del cristianismo y la preservación de los textos sagrados.
El Papiro 75 no solo es un tesoro arqueológico, sino también un testimonio crucial de la historia del Nuevo Testamento. Su descubrimiento y preservación continúan ofreciendo valiosa información sobre la transmisión textual en los primeros siglos del cristianismo. A través de su historia, podemos vislumbrar cómo los primeros cristianos se dedicaron a preservar y transmitir los textos que hoy consideramos sagrados.
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