Una sentencia injusta contra Bernardo Candelario | Pedro Lara
Pedro Lara
El caso de Bernardo Candelario, destacado comunitario de este municipio Santo Domingo Norte y dos veces consecutivas regidor, es un triste recordatorio de los desafíos que enfrentan los aspirantes a cargos públicos en la República Dominicana. Candelario, quien compitió como candidato a diputado por Santo Domingo Norte el pasado 19 de mayo de 2024, obtuvo más de 8,066 votos. A pesar de haber sido declarado ganador por la junta municipal de Santo Domingo Norte, un controversial fraude relacionado con los votos nulos resultó en su eliminación de la lista de ganadores durante el reconteo de votos.
Candelario llevó su caso al Tribunal Superior Electoral, buscando justicia y la restauración de su legítima victoria. Sin embargo, el jueves pasado, el tribunal falló en su contra, dejando a muchos en el municipio cuestionando la integridad del proceso electoral y la fortaleza de nuestra democracia.
Este fallo no solo representa un duro golpe para Bernardo Candelario, sino que también envía un mensaje desalentador a los ciudadanos dominicanos que, sin grandes recursos económicos, aspiran a servir a su comunidad desde una posición congresual. La situación pone en evidencia las barreras sistémicas que existen y que dificultan que personas honestas y comprometidas con el bien común puedan acceder a cargos de poder.
La democracia se basa en principios de equidad, justicia y transparencia. Cuando estos principios se ven comprometidos, la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas se erosiona. El caso de Candelario subraya la urgente necesidad de reformas electorales que garanticen un proceso limpio y justo, donde cada voto cuente y donde el dinero no sea el principal determinante de una victoria electoral.
Tal como sugirieron los observadores de la ONU que estuvieron presente en el pasado proceso electoral, es necesario que se nombre un fiscal electoral desde dos años antes de las votaciones. Además, es necesario fortalecer la transparencia en el proceso de conteo de votos en cada Junta Municipal Electoral.
Es imperativo que se fortalezca el sistema de monitoreo electoral y que se implementen mecanismos eficaces para prevenir fraudes y manipulaciones. La voz del pueblo debe ser escuchada y respetada, sin importar el poder económico de los candidatos. Solo así podremos aspirar a una democracia verdaderamente representativa y justa.
Bernardo Candelario, con su lucha y perseverancia, ha demostrado que el compromiso con la comunidad y la integridad no deben ser sacrificados en el altar de la corrupción y el fraude. Su caso debería servir como un llamado a la acción para todos los dominicanos, motivándolos a exigir un sistema electoral más justo y transparente.
La democracia dominicana merece líderes que sean elegidos por su mérito y compromiso, no por su capacidad para manipular el sistema. Es hora de unirnos para proteger y fortalecer nuestra democracia, garantizando que cada voto sea contado y respetado.
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